sábado, 30 de octubre de 2010

Si todos lo intentasemos con todas nuestras fuerzas, uno lo lograria.

Hay veces,
casi a diario,
durante mi corta vida,
siento pena y desesperanza.

En ciertos ratos,
de algunos suspiros,
creo en un mundo nuevo
y mi corazón salpica.

Soy tartufo y engañoso,
a veces incluso para mi,
el miedo me agarrota los ojos
y las pesadillas me agarran los tobillos,
el sudor,
la oscuridad,
garganta seca,
sabanas desechas,
y tras el despertar el mundo es otro,
un poco más frio,
un poco más roto.

Quiero comprarme un klilo de ventajas
para el miedo,
pero esta calderilla mia,
de doble mirada,
solo tiene bolsillos rotos para la desesperanza.

Hoy en el mercado se venden niños muertos a 12 por minuto,
el hambre sacude la tierra en todos los puestos
regalan tambien caramelos y abrazos en la plaza,
hoy igual que ayer,
la incultura es infinita hasta el horizonte,
la suerte nace en la cuna
y los hombre ricos tienen el rostro de los de ayer.

Mirad, por los boquetes,
la cerraduras, las ventanas,
mirad por las alcantarillas,
mirad retrovisor en mano nuestra historia,
mirad el horizonte y el por venir,
mirad lo largo de los caminos,
y decidme si aunque sea inutil,
podeis hacer otra cosa que intentar cambiar el mundo.

2 comentarios:

klarinete dijo...

Yo también siento pena y desesperanza en muchos momentos, pero esos momentos pueden servir para agarrar con más fuerza las ganas de cambiar el mundo.
Y como las ventajas no se compran, ni se venden, están ahí para ti pueden servir para agarrar con más fuerza las ganas de cambiar el mundo.

un abrazo aventajado

Iris dijo...

Si por cada escrito triste una manzana. Ya tendríamos para hacer muchas tartas.
Bachibozuc te digo. Y también sumo.