Los únicos que siguen de pie cuando viene el sol son los que tienen raíces bien fuertes, y bien largas. Los que no nos enraizamos con facilidad echamos semillas a volar y seguimos avisando de la lucha huyendo del viento doloroso de la agonía de amanecer cada día frente a la misma aurora. Lucho corriendo porque me voy cada soplo de aire, pero el día que eché raíces espero ser tan fuerte que el viento se aparte a mi paso y el sol me de los buenos días con la templanza de los amigos.
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